Los asesores de tesis más peligrosos del mundo (1)

• La complacencia de algunos asesores de tesis, que solo dicen "todo OK" sin revisar a fondo, puede llevar a sus estudiantes al fracaso.


Cuando pensamos en los asesores de tesis más peligrosos del mundo, probablemente imaginamos a alguien severo, implacable, un crítico feroz de cada detalle de nuestro trabajo. Sin embargo, la verdadera amenaza puede ser todo lo contrario: un docente que, ante cada avance presentado, se limita a decir "está todo OK". Este tipo de asesor es una trampa letal para cualquier estudiante de Comunicación, ya sea en Periodismo, Diseño o Audiovisuales.

Imaginen al magister "X". En cada sesión de asesoría, sin importar el contenido del avance, sus comentarios son invariablemente los mismos: "bien", "continúa así", "me gusta". A primera vista, parece un sueño hecho realidad. ¿Quién no querría un asesor tan positivo y fácil de complacer? Pero no nos dejemos engañar por las apariencias. Este tipo de actitud representa un riesgo serio y tangible para el desarrollo de una tesis de calidad.

El profesor "X" no revisa al detalle el trabajo de sus estudiantes. Los avances subidos a la plataforma virtual reciben respuestas genéricas y superficiales. "Bien", escribe él, sin detenerse a leer más allá del título y las primeras líneas. No cuestiona, no critica, no aporta sugerencias fundamentadas. Su único objetivo parece ser llegar al final del semestre y recibir su pago, sin importar si el trabajo de investigación está adecuadamente formulado o si presenta fallos estructurales y conceptuales graves.

En el campo de la Comunicación, este tipo de negligencia puede ser especialmente perjudicial. Imaginemos a Laura (nombre ficticio, evidentemente), estudiante de Periodismo, trabajando en una investigación sobre la cobertura mediática de crisis humanitarias. Laura presenta un capítulo lleno de datos sin fuentes claras, con análisis superficiales y conclusiones vagas. El docente "X", fiel a su estilo, comenta simplemente: "Bien, sigue así". Al no recibir retroalimentación crítica, Laura avanza sin corregir ni profundizar su trabajo, convencida de que está en el camino correcto.

O consideremos a Juan (otro nombre ficticio), estudiante de Diseño, que trabaja en un proyecto sobre la influencia del diseño sostenible en el entorno urbano. Juan sube un esquema preliminar con gráficos mal elaborados y conceptos de diseño sin justificación teórica. El comentario del colega "X": "Está bien, continúa". Juan sigue desarrollando su proyecto sin mejorar la calidad de sus gráficos ni fortalecer sus fundamentos teóricos.

Finalmente, pensemos en Ana (lo mismo), una estudiante de Audiovisuales, cuya tesis explora el impacto de las técnicas de montaje en la narrativa cinematográfica. Ana presenta una secuencia editada con errores técnicos y decisiones de montaje poco efectivas. ¿El comentario del gran "X"? "Muy bien, buen trabajo". Sin una crítica constructiva, Ana no ve la necesidad de corregir sus errores y su proyecto avanza con deficiencias.

El peligro de tener un asesor como el señor "X" radica en el momento decisivo: la defensa de la tesis. Los jurados evaluadores, encargados de revisar el trabajo final con un ojo crítico, descubrirán todas las falencias que el asesor ignoró. La falta de rigor en la revisión, la ausencia de críticas constructivas y la complacencia del asesor dejan a los estudiantes desamparados, enfrentando el rechazo o la solicitud de correcciones extensivas y costosas en tiempo y esfuerzo.

Peor aún, los tesistas corren el riesgo de llegar a la sustentación sin conceptos claros ni correctos sobre la investigación académica, lo que puede resultar en una defensa pobre y una comprensión superficial de su propio trabajo, agravando aún más su situación ante el tribunal evaluador.

Un buen asesor no solo alienta y motiva, sino que también desafía y cuestiona. Proporciona ejemplos claros y valederos, guía a los estudiantes en la corrección de sus errores y fomenta un trabajo de investigación sólido y bien fundamentado. La verdadera amenaza no es el asesor crítico, sino el complaciente, aquel que, con su "está todo OK", condena a sus estudiantes a una falsa sensación de seguridad y a la posible ruina académica.

En conclusión, los asesores que no revisan al detalle y se limitan a comentarios genéricos no solo son ineficaces, sino peligrosos. Ponen en riesgo la calidad del trabajo de sus estudiantes y su futuro académico. Es crucial para los estudiantes de Comunicación, y de cualquier otra disciplina, exigir y valorar la crítica constructiva y la guía rigurosa. Solo así podrán asegurar que su investigación no solo está "OK", sino que es excelente y digna de reconocimiento.
Artículo anterior Siguiente artículo