Los asesores de tesis más peligrosos del mundo (2)

• El "asesor sabelotodo" daña la confianza y creatividad de los estudiantes con su arrogancia e intransigencia, ocultando su ignorancia metodológica.


En esta segunda entrega, exploramos la amenaza que representa el "asesor sabelotodo", aquel docente intransigente que, bajo una máscara de omnisciencia, oculta su ignorancia metodológica y su inseguridad intelectual. Al profesor simplemente no le entran balas, su palabra es ley y cuestionarlo es un acto de herejía académica.

Imaginen al magister "Y". Cada sesión de asesoría se convierte en un tenso drama, una batalla campal donde el más mínimo cuestionamiento o duda por parte del estudiante es recibido con desdén y humillación. "¿Cómo no vas a entender esto?", increpa el magister "Y" con tono sarcástico, haciendo sentir al estudiante como un ignorante. Para él, admitir que desconoce algo es impensable; si no sabe algo, lo inventa, y su orgullo se convierte en un muro impenetrable ante cualquier sugerencia o crítica.

El magister "Y" oculta su falta de conocimiento metodológico atacando a sus asesorados cuando estos le formulan preguntas. En lugar de guiar y enseñar, se dedica a socavar la confianza de sus estudiantes, creando un ambiente de miedo y tensión. Además, el profesor no cambia de postura así le den pruebas irrefutables de su error, y es allí donde ataca a quienes lo cuestionan.

Imaginemos a Marta (nombre ficticio), estudiante de Comunicación Corporativa, que trabaja en una investigación sobre la eficacia de las estrategias de crisis en las empresas tecnológicas. Cada vez que Marta intenta discutir sus hallazgos o plantea una duda metodológica, el infame magister "Y" la interrumpe con respuestas condescendientes y despectivas. "Eso Ud. ya debería saberlo", dice, sin ofrecer una explicación clara ni orientarla hacia recursos útiles. Marta avanza en su trabajo con miedo, insegura de sus propios conocimientos y capacidades.

O pensemos en José (otro nombre ficticio), estudiante de Diseño, que está desarrollando un proyecto sobre la evolución del diseño gráfico en la publicidad digital. José se atreve a presentar una idea innovadora, solo para ser ridiculizado por el magister "Y". "Esa idea es absurda, no tiene ninguna base teórica", declara, sin molestarse en entender el contexto ni la originalidad de la propuesta. José, desanimado, abandona su enfoque innovador y se ajusta a un camino seguro pero mediocre, temiendo más la crítica que el fracaso.

La arrogancia del magister "Y" no se limita solo a los estudiantes. Si por mala fortuna le toca compartir cátedra con otro asesor, no duda en enfilar sus baterías contra su codocente. Incluso aquellos colegas que poseen un conocimiento más profundo y actualizado son blanco de sus ataques. Su dogma es "Jalisco nunca pierde; o si no, Zapata: que si no gana, empata". Vale decir, si no puede ganar una discusión, se asegura de empatar, creando conflictos innecesarios y un ambiente de trabajo insostenible.

Este tipo de asesor no solo afecta negativamente el desarrollo académico de sus estudiantes, sino que también puede tener consecuencias a largo plazo en sus carreras profesionales. Los estudiantes que han sido expuestos a este tipo de ambiente tóxico pueden desarrollar inseguridades persistentes, miedo a la innovación y dificultades para trabajar en equipo.

Además, el "asesor sabelón" a menudo se niega a mantenerse actualizado en su campo, aferrándose a teorías y metodologías obsoletas. Esto puede resultar en trabajos de investigación que no cumplen con los estándares actuales de la disciplina, dejando a los estudiantes mal preparados para enfrentar los desafíos del mundo académico y profesional moderno.

Un aspecto particularmente perjudicial de este tipo de asesor es su tendencia a desalentar la interdisciplinariedad. En un campo tan dinámico como la Comunicación, la capacidad de integrar conocimientos de diversas áreas es crucial. Sin embargo, el magister "Y" y sus semejantes suelen menospreciar cualquier enfoque que se salga de su zona de confort, limitando así el potencial de innovación y creatividad de sus estudiantes.

En conclusión, los asesores arrogantes y conflictivos que pretenden saberlo todo representan una amenaza grave para la calidad de la educación y el desarrollo académico. Su impacto negativo va más allá de la tesis, afectando la confianza, la creatividad y las perspectivas profesionales de los estudiantes. Es fundamental que las instituciones educativas implementen sistemas de evaluación y retroalimentación que identifiquen y corrijan estas actitudes nocivas.

Los estudiantes, por su parte, deben aprender a reconocer estas dinámicas tóxicas y buscar activamente mentores que fomenten un ambiente de aprendizaje colaborativo, crítico y respetuoso.
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